Ruta literaria: Salamanca

En nuestros recorridos literarios hoy viajamos hasta Salamanca para recorrer sus calles y rincones y disfrutar de la literatura.

Salamanca es, sin duda, una de las ciudades que cuenta con una de las más destacadas rutas literarias ya que en sus calles convergen, a pocos metros, la sabiduría de Cervantes y de Fray Luis de León con la picardía de La Celestina o la picaresca de El Lazarillo de Tormes. Entre sus piedras doradas y centenarias se esconden miles de letras y versos que sin duda han contribuido a ensalzar algunos de los pasajes más destacados y sobresalientes de la literatura española.

La ruta puede comenzar por la vereda que acompaña al Tormes, junto al puente romano, donde se levanta la escultura que recuerda la primera novela picaresca española, “El Lararillo de Tormes”, ese pícaro nacido en Tejares que acompañaba a un ciego. Ya en el puente romano se alza el verraco donde el ciego al que comenzó sirviendo le golpeó la cabeza, cuando, a sugerencia suya, Lázaro se acercó a la escultura para escuchar no se sabe qué gran ruido. Al acercar la oreja al animal de piedra, el ciego le dio un gran coscorrón al muchacho, a lo que el invidente respondió «El mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo...».

Tras subir Tentenecio, el visitante puede llegar hasta el Huerto de Calixto y Melibea, donde esta dama cuyo cortejo desencadenó la tragicomedia que Fernando de Rojas titulaba, en 1499, “La Celestina”.

Grandes pensadores en la Universidad

No hay que olvidar tampoco que, aparte de Fernando de Rojas, allí, en la Universidad, en el mismo lugar que se levanta la fachada plateresca, habían estudiado Antonio de Nebrija y Juan del Encina, padres de la gramática y el teatro español, respectivamente. Después, en 1561, con los nombres menores del dramaturgo Lucas Fernández y el poeta Cristóbal de Castillejo en esta misma nómina, Fray Luis de León ganó su cátedra de Teología y dio clases universitarias a San Juan de la Cruz, que aún no era ni santo, ni místico.

¿Y qué decir de Miguel de Cervantes y “El Licenciado Vidriera”? En este librito destaca el entremés “La Cueva de Salamanca”. Sansón Carrasco se llama el universitario salmantino que anuncia a Don Quijote la fama de sus peripecias, en las páginas con que se abre la segunda parte de su libro. Otros autores del Siglo de Oro, como Mateo Alemán, Vicente Espinel, Góngora, Ruíz de Alarcón y el propio Calderón de la Barca pasarían también por las aulas de la universidad charra, antes y después de que el dramaturgo Tirso de Molina, igual que hiciese Lope, ambientara algunas de sus obras por estas tierras. Las miradas del siglo XVIII sobre la ciudad correrían a cargo del poeta Meléndez Valdés y Diego de Torres y Villarroel, que editaría “El gran Piscator Salmantino”.

La ruta puede concluir muy cerca de la Universidad, donde habitase en sus años como catedrático Miguel de Unamuno, quien obtuvo en 1891 la cátedra de Griego, fue su rector entre 1900 y 1914, luego decano de su Facultad de Letras y, al volver del destierro que le impuso Primo de Rivera, catedrático de Historia de la Lengua y nuevamente rector. Incluso llegó a ejercer de concejal y diputado en Salamanca.

No ha y que olvidar tampoco a sus predecesores, como Benito Pérez Galdós que retrató la Batalla de los Arapiles en sus “Episodios Nacionales”, o Gabriel y Galán, nacido en Frades de la Sierra y cuyos versos se inspiraron en la provincia.También escribirían sobre esta provincia Fernández Santos, Torrente Ballester y Tierno Galván, que sería catedrático de Derecho Político en Salamanca entre 1953 y 1965.